Los verdaderos piratas del Caribe

"Plano de la isla Tortuga. Imagen: Ministerio de Cultura - Archivo General de Indias"

El pirata El Olonés fue quizás tan famoso como el personaje Jack Sparrow de la serie cinematográfica Piratas de El Caribe, pero se le parecía poco. No era conocido por su simpatía sino más bien porque le abría el pecho a sus víctimas para arrancarles el corazón, lo mordía y luego lo escupía.

El Archivo General de Indias en Sevilla ha desempolvado la historia de los verdaderos y temibles piratas con mapas y testimonios originales.

"La imagen que ha llegado hasta nuestros días de los piratas los muestra como aventureros o incluso héroes. La literatura y el cine se han encargado de darles un halo casi romántico pero la realidad era muy diferente", le comenta a BBC Mundo uno de los guías de la exposición.

"Mare clausum(mar cerrado) Mare liberum(mar libre). La piratería en la América española" es el título de la exposición que reúne más de 170 piezas, entre documentos originales y maquetas, y que da la perspectiva de esa historia desde el punto de vista de España.

"El título hace alusión a las teorías que predominaban en Europa después del Descubrimiento de América. España apoyaba la teoría del mar cerrado, que le daba acceso exclusivo a las nuevas riquezas, mientras que países como Francia y Holanda apoyaban la de mar abierto que también querían un trozo del Nuevo Mundo", agrega.

Los primeros, los franceses

El primer caso de piratería documentado ocurrió en 1522 cuando el francés Jean Fleury interceptó la nave que transportaba los regalos de Moctezuma a Hernán Cortés.

La imagen del pirata francés El Olonés sirve para el cartel de la exposición.

No obstante, el propio Cristobal Colón había sido atacado antes cerca de las islas Azores cuando regresaba de su tercer viaje a América.

"Los primeros en actuar fueron los franceses. Los ingleses no aparecieron hasta finales del siglo XVI. Holandeses y daneses surgieron a partir del siglo XVII. Fueron tres siglos de constante presión al tráfico marítimo que mantenía España y de recurrentes asaltos a sus embarcaciones", señalan las curadoras de la exposición Falia González y Pilar Lázaro.

Las Indias eran un territorio inmenso que España no pudo poblar en su totalidad. Los piratas estaban conscientes de la debilidad y vulnerabilidad de sus puertos. El Archivo se detiene en la ciudad de Santa Marta, la más antigua de Colombia, que fue destrozada 20 veces en sólo cincuenta años.

Y es que las leyendas de dragones y monstruos que hasta entonces inundaban al océano Atlántico dieron paso a una fauna de personajes agrios y ambiciosos, tatuados o amputados por espadas y cañonazos: piratas, corsarios, bucaneros y filibusteros se dedicaban a atacar galeones pero había diferencias entre ellos.

De corsarios y filibusteros

Los corsarios eran piratas que asaltaban al servicio de un país, sobre todo ingleses y holandeses. Por ello recibían una Patente de Corso que les autorizaba para actuar contra los enemigos de la Corona. El caso más famoso es el del inglés Francis Drake.

La isla Tortuga, en la actualidad en las islas Caimán, era la auténtica "isla de los piratas".

"Drake era considerado un héroe en su país, de hecho la reina Isabel I le nombró caballero. Fue además la segunda persona en darle la vuelta al mundo por el peligroso estrecho de Magallanes, después de (Juan Sebastián) Elcano", cuenta el guía.

"Esa proeza la consiguió gracias al piloto portugués Nuño da Silva, que conocía la zona y al que había capturado en un ataque", continúa.

Luego, en el propio Caribe, surgirían los Bucaneros. Su nombre viene de Bucán, un tipo de carne ahumada que conseguían con el ganado que robaban en las costas.

"Y finalmente los filibusteros (del inglés fly boat, velero rápido), considerados los más malvados. Eran una suma de todos. Se dedicaban al pillaje en mar o en tierra y se asentaban en la isla Tortuga, la isla de los piratas. En la actualidad son las islas Caimán", agrega el experto.

Allí formaron una cofradía con un código de honor. Uno de los delitos más graves era matar a un miembro de la hermandad. El castigo consistía en atar al asesino con su víctima y una roca y, lanzarlos al mar.

Los piratas españoles

Mapa del castillo y puerto de Acapulco. Imagen: Ministerio de Cultura - Archivo General de Indias

"Mapa del castillo y puerto de Acapulco. Imagen: Ministerio de Cultura - Archivo General de Indias"

Mapa del castillo y puerto de Acapulco.

Aunque la América española fue la más atacada por los piratas, también existieron piratas españoles que se ensañaron con navíos ingleses o portugueses como el caso de Benito Soto Aboal, el más sanguinario.

A Soto Aboal se le considera el último pirata del Atlántico. En 1823 trazó una estela de sangre desde que zarpó de Río de Janeiro en un barco portugués. Se amotinó y comenzó a abordar cuanto navío se le atravesaba, entre ellos un barco norteamericano que volvía de Calcuta.

En todos aplicaba la misma táctica: matar a toda la tripulación y hundir el barco.

Una estrategia parecida a la del francés El Olonés (Francois l'Olonnais), considerado el filibustero más malvado del Caribe. Tenía fama de aventurero, cruel y de atesorar muchas riquezas en las Antillas.

Además de torturar a sus prisioneros, escogía a alguno para sacarle el corazón y comérselo delante de los demás. Ese ritual cruzó el océano y hasta las selvas más profundas de América, y, en lo que hoy es Nicaragua, una tribu indígena lo reconoció.

"En el Archivo de Indias tenemos el testimonio de uno de los marinos que lo acompañaba. Allí relata que la tribu lo cortó en pedazos, lo asó y luego se lo comió".


Navegando en barcos de papel creados de los mejores cuentos y las más maravillosas partituras…
Ahoy!

Capitana Vudulicius Lost